Una de las tiendas más sugestivas de Madrid, con su portada clásica y sus vitrinas isabelinas, es sin duda “La violeta”, en la Plaza de Canalejas, donde se venden los caramelos fabricados con esa flor grácil y exquisita. Además, hacen bombones, y frutas escarchadas y glaseadas.
Su propietaria, Mónica Prado, representa a la tercera generación en un comercio que nunca ha cerrado, ni siquiera en la guerra civil, desde su apertura en 1915.